Wednesday, December 12, 2012

Aprender a aceptar el rechazo, por Julio González, SF.


Hoy tuve una reunión con un joven de veinticinco años que quería hablar sobre lo que le estaba pasando o de lo contrario "podía hacer una barbaridad". Su problema consistía en que su novia no quería saber más de él y esto él no podía soportarlo. Estaba desesperado. La soledad se le hacía insoportable. El joven cuestionaba la existencia del mismo Dios porque su novia le había dejado.

Conozco a los dos jóvenes y no me fue muy difícil comprender lo que muchacho me decía. Y digo, en verdad, muchacho, porque aunque ambos tienen veinticinco años, los dos asimilan sus emociones, alegrías y fracasos, todavía como adolescentes.

De modo que le tuve que decir: "Yo no voy a hablar con ella sobre vuestra relación si tú antes no consigues estar a solas contigo mismo; porque si tú no eres capaz de soportarte a ti mismo en soledad, mucho menos vas a ser capaz de soportar y hacer feliz a otra persona".

Hay personas que buscan pareja porque necesitan llenar un vacío. A menudo estas personas desarrollan una habilidad especial para manipular a su pareja; sin embargo, cuando ésta no responde a las expectativas que se habían originado al principio de la relación, entonces, la luna de miel deja de serlo y la relación se deteriora rápidamente.

El dolor que este joven siente no se lo produce su pareja sino, como nos dimos cuenta, su propio orgullo y el sentimiento de haber sido rechazado. Si en lugar de ella hubiera sido él quien finalizase la relación otro gallo hubiera cantado, de eso está convencido. Todavía no se puede hacer a la idea de que otro "se la gane". Ahora se siente menos hombre y autolesionarse le tienta una y otra vez. Respiro porque al menos éste no es de los que "la mate porque era mía". Pero, ¿porqué esa manía de algunos de querer autolesionarse cuando se sienten heridos en su amor propio?

Una respuesta, que no la única, es la de creer que autolesionándose castigan a la persona que dicen que aman"Como no me quieres me mato para que te duela!" o "Si me pasa algo malo será culpa tuya"... En estos casos, se requiere prudencia pero también mucha claridad para hacer ver a esta persona su inmadurez, la misma inmadurez que le inhabilita para tener pareja.

Poco a poco, vamos poniendo orden al caos de emociones que el joven se ve incapaz de asumir: "Tengo un dolor en el cuello y aquí en el estómago; y esas ideas que me asaltan..." Lo del dolor en el cuello y en el estómago es ansiedad: ansiedad porque se siente rechazado y todavía no ha aprendido a aceptarlo, pero aprenderá. A este joven no le había rechazado nadie (guapo, buen futbolista, sin frustraciones hasta el dia de hoy) y tiene que empezar a aprender lo que es el rechazo. No es demasiado tarde, le digo.

Es más, una persona no es adulta hasta que no aprende aceptar el rechazo que pueda producir en otras personas; hacer las oportunas correcciones y mejoras, y comprender a los que todavía no han llegado a ese nivel de renuncia y aceptación porque siguen siendo niños y adolecentes.

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