La próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de Obispos que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014 en Roma, sobre la familia, tendrá como principales focos de interés la preparación de los jóvenes al matrimonio, el acompañamiento de los nuevos matrimonios, y una mejor estructuración de los tribunales eclesiásticos.
Estos temas serán centrales, dijo hoy el sacerdote Héctor Francheschi, profesor de derecho canónico y matrimonial de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
“Un sistema sanitario que solamente tuviera unidades de terapia intensiva sería desastroso, porque ante todo lo que se necesita es la prevención” dijo. Con este ejemplo el profesor ilustró el desafío actual de la Iglesia en lo que se refiere al matrimonio y a los casos de separados y vueltos a casar.
El problema “no es solamente que los matrimonios nulos puedan ser declarados tales, sino sobre todo la debida preparación al matrimonio para que duren. Por ello será importante una pastoral que prevea el acompañamiento de las parejas jóvenes". Añadió que además es importante implementar una pastoral post-matrimonial, no dejar solos a los matrimonios jóvenes, y para ello es necesario que se cuente también con la ayuda de parejas que tengan experiencia”.
El profesor consideró que otro tema del sínodo será estructurar mejor los tribunales eclesiásticos, de manera que quienes hayan tenido un matrimonio que no haya sido válido, puedan certificar la nulidad del mismo.
Reiteró además que “el divorciado o separado y vuelto a casar, no está fuera de la Iglesia, es verdad que no puede comulgar, pero es parte de ella y puede ir a misa, debe rezar, etc”. Reconoció que sobre esto es necesario superar dificultades, como en una ciudad pequeña en donde si una persona se acerca a la misa, quienes saben que está en situación irregular pueden ser tentados de mirarlo mal, 'por pecador'.
Indicó que el legislador puede se tentado de declarar nulo un matrimonio para resolverle la vida a una persona, pero que si el juez no está seguro de la nulidad no puede declararla. Y añadió que el matrimonio no es solamente un pacto de derechos y deberes, sino que es mucho más, es un don de sí mismo. La instrucción Dignitas Connubii del 2005, querida por Juan Pablo II, es un manual para los tribunales de todo el mundo.
Estos temas serán centrales, dijo hoy el sacerdote Héctor Francheschi, profesor de derecho canónico y matrimonial de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
“Un sistema sanitario que solamente tuviera unidades de terapia intensiva sería desastroso, porque ante todo lo que se necesita es la prevención” dijo. Con este ejemplo el profesor ilustró el desafío actual de la Iglesia en lo que se refiere al matrimonio y a los casos de separados y vueltos a casar.
El problema “no es solamente que los matrimonios nulos puedan ser declarados tales, sino sobre todo la debida preparación al matrimonio para que duren. Por ello será importante una pastoral que prevea el acompañamiento de las parejas jóvenes". Añadió que además es importante implementar una pastoral post-matrimonial, no dejar solos a los matrimonios jóvenes, y para ello es necesario que se cuente también con la ayuda de parejas que tengan experiencia”.
El profesor consideró que otro tema del sínodo será estructurar mejor los tribunales eclesiásticos, de manera que quienes hayan tenido un matrimonio que no haya sido válido, puedan certificar la nulidad del mismo.
Reiteró además que “el divorciado o separado y vuelto a casar, no está fuera de la Iglesia, es verdad que no puede comulgar, pero es parte de ella y puede ir a misa, debe rezar, etc”. Reconoció que sobre esto es necesario superar dificultades, como en una ciudad pequeña en donde si una persona se acerca a la misa, quienes saben que está en situación irregular pueden ser tentados de mirarlo mal, 'por pecador'.
Indicó que el legislador puede se tentado de declarar nulo un matrimonio para resolverle la vida a una persona, pero que si el juez no está seguro de la nulidad no puede declararla. Y añadió que el matrimonio no es solamente un pacto de derechos y deberes, sino que es mucho más, es un don de sí mismo. La instrucción Dignitas Connubii del 2005, querida por Juan Pablo II, es un manual para los tribunales de todo el mundo.
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